Sobre comercio exterior, relaciones internacionales y la falacia del “acuerdo entre privados”
La secretaria de Producción de La Matanza y exministra de Industria de la Nación se refirió al desarrollo y las complejidades del comercio internacional y cuestionó el “desconocimiento” del candidato presidencial libertario, Javier Milei, en la materia.
Por Débora Giorgi*
Javier Milei muestra un absoluto desconocimiento del funcionamiento del Estado y de su rol en el desarrollo de las relaciones comerciales internacionales. Esto queda demostrado al afirmar que el comercio exterior es “entre privados” y que el Estado no se debe inmiscuirse.
Eso es una falacia porque el relacionamiento entre países está sujeto a cuestiones como el cumplimiento de máximos y mínimos arancelarios, o al respeto y seguimiento de políticas que preserven al país al que se quiere exportar de competencia desleal por el uso de incentivos o diferentes barreras de entrada vinculadas con sobrearanceles, etcétera. Luego, está la potestad de los países respecto a la aplicación de normas sanitarias, fitosanitarias, normas técnicas y aquellas que tienen que ver con las cuestiones laborales que están implícitas en los sectores que querrán exportar al país de destino.
Además, hay cuestiones que tienen que ver con el resguardo del ambiente y que se manifiestan como exigencias de procesos productivos que apunten a la descarbonización en los bienes que se compren a otro país, en vistas por ejemplo al cumplimiento de lo firmado por muchos países en el Acuerdo de París. Estas prácticas están reguladas en términos generales por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tienen distintos formatos para ser aplicadas en función de un acuerdo de preferencias que se hace entre países.
Luego, si los países y/o regiones desean una relación comercial más intensa, firmarán un Acuerdo de Libre Comercio. Un ejemplo es el nuevo acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá, en que el compromiso es el no cobro de aranceles entre ellos, exigencias comunes y más laxas en cuanto a normativas tanto técnicas, sanitarias, fitosanitarias y ambientales, pero solo en determinadas áreas específicas, coexistiendo diferentes aranceles en cada miembro del acuerdo de libre comercio para con terceros países.
Finalmente, la relación entre países puede tener el formato de mercado común, donde no hay aranceles entre países y se tiene un arancel externo común para con terceros, las normativas sanitarias, fitosanitarias y ambientales son comunes para todos los miembros. Entre países se establece la obligatoriedad de producir con una Regla de Origen del Producto, es decir, cómo está compuesto, básicamente limitando el contenido de insumos de fuera del mercado común.
Toda esta complejidad es importante porque se da en mayor o menor medida en los mercados de zonas de libre comercio, mercados comunes y asociaciones de preferencia en Asia, la Unión Europea y el actual acuerdo Canadá-Estados Unidos-México. En este plexo hay que moverse, por lo que el comercio libre entre privados que enuncia Javier Milei muestra su desconocimiento sobre un tema central; además, este plexo de normas comerciales es evolutivo: por ejemplo, el cumplimiento de normativas ambientales para acceder a terceros mercados es creciente.
La concreción de los negocios internacionales, naturalmente, se da entre privados, pero la intervención del Estado para generar condiciones que favorezcan ese intercambio es fundamental, porque el Estado diseña una estrategia de inserción que contempla ventajas competitivas en su definición amplia, sumado a cuestiones que hacen al desarrollo inclusivo y sustentable,
En definitiva, sus afirmaciones evidencian un enorme desconocimiento del relacionamiento internacional que en la práctica refleja las cuestiones políticas, tanto a nivel de geopolítica como en las demandas internas de preservar un mercado o de acceso a productos determinados.
*Secretaria de Producción del municipio de La Matanza y exministra de Industria de la Nación