“Frágiles”: Rafael Spregelburd y Diego Palacio, alrededor de una extraña secta

El actor y el director se refirieron a la miniserie de ocho capítulos que debutó el jueves en Flow. “Teníamos que contar historias sobre la fragilidad emocional postpandemia”, recordó el realizador audiovisual.

“Nada es más fuerte que la verdad”. Esa es la premisa de Frágiles, la nueva miniserie nacional, coproducida entre Flow y Storylab, que llegó el jueves a la plataforma de streaming. Se trata de una ficción de ocho episodios, perteneciente al género thriller, que relata la investigación de un críptico asesinato, en un idílico y perdido pueblo del sur, cometido por Camilo Goya, el líder esquizofrénico de una oscura secta surgida en las vísperas del nuevo milenio. En el marco del debut en pantalla, el actor Rafael Spregelburd y el director Diego Palacio compartieron sus experiencias en el proyecto.

“La idea inicial nació postpandemia. Considerábamos que teníamos que contar historias que tuviesen que ver con la fragilidad emocional con la que habíamos quedado. En el mundo habían aparecido comunidades con cierta búsqueda ontológica, de transformación, de búsqueda del ser. Nos parecía que tenía que ver más con una cuestión de gente que coptaba personas en situación de fragilidad emocional, tratando de quitar, o de hacer un beneficio, a partir de la necesidad de ellas. Eso nos resultaba un buen elemento para armar un policial”, recordó el realizador audiovisual en diálogo con El1.

Entrevista a Emilia Claudeville y Julián Cerati

“Me sorprendió bastante la coincidencia entre la aparición de esta serie sobre sectas y la persistencia del tema en un lugar inconsciente luego de la pandemia. Todo esto que, antes, eran las sectas satánicas que creían en el fin del mundo, pensábamos que no eran más que imaginaciones de series y películas de ficción. De pronto, en la pandemia, experimentamos concretamente, durante varios meses, la sensación de '¿Y si no salimos, o no salimos igual?' Creo que hay un trasfondo muy ominoso y traumático. Por otra parte, esta serie es muy oscura, con muchísimas complejidades humanas. Pero se toma el tiempo para no presentar el tema como ciencia ficción, aparece mucho más cerca de temores, pesadillas, asuntos con los cuales como sociedades todavía no sabemos qué hacer”, planteó el intérprete.

En el inicio del proyecto, Diego desarrolló la idea con los autores y colegas Nacho Viale y Lucas Molteni, adentrándose en el concepto de personas rotas y con vínculos tóxicos. Luego, se sumaron al equipo de escritura Juan E. Cordoni y Luciano Cocciardi. Entre todos armaron la historia y la presentaron al Programa Renacer Audiovisual, desarrollado por el Ministerio de Cultura, la Secretaría de Medios Públicos y Contenidos Públicos S.A. con el objetivo de fomentar la producción y generar trabajo en la industria audiovisual. Tras quedar seleccionados, escribieron y llevaron la propuesta a Flow, obtuvieron luz verde y arrancaron a preproducir.

“En la producción fue muy importante la búsqueda de locaciones para crear este universo. Y pensar que entre ellas construyeran un mismo espacio, aunque estuvieran a 200 kilómetros de distancia. Por ejemplo, desde el terreno donde se arma la comunidad, con las cabañas, hasta el lugar donde mueren las chicas, hay 200 kilómetros. Desde lo narrativo, siempre nos parece interesante contar historias originales, que vinculen dos temporalidades. Nos hace más entretenido el arco dramático, en este caso, de un personaje que busca la verdad a través del tiempo”, señaló Palacio.

Entrevista a Carla Quevedo y Ludovico Di Santo

Dentro de la historia, Rafael encarna a Germán Macías, el administrador de la comunidad “El Destino”, por gracia de su patrón Tobías Goya, padre de Eugenio (Luciano Cáceres) y Camilo (Ludovico Di Santo). Por él pasan las tareas de logística, legales y administrativas necesarias para mantener una relación armoniosa entre la comunidad y Los Pinares. Conoce a los hermanos desde la llegada de ellos a las tierras donde se asentaron en los años 90 ́s. Luego de la muerte de Carolina (Emilia Claudeville), la madre de Román (Andrés Gil), fue German quien se encargó de su crianza, volviéndose un padre adoptivo para él.

Partiendo del título de la miniserie, los artistas reflexionaron en torno a sus vidas y profesiones. Spregelburd postuló: “Todos somos frágiles. Todos tenemos algún dolor o alguna zona traumática que no sabemos cómo sanar. Para mí, lo importante es que esto sea ficción, ya que, cuanto más mágica y disparatada, y más intenso sea el drama, yo más disfruto”. Y Diego compartió: “Cuando uno se pone a contar una historia, está enfocado, apasionado, lo hace profesionalmente, y comparte esa fragilidad, entonces, se logra una química muy buena entre todo el equipo. Además, se logran cosas que, quizás, con otro objetivo no lo tendrías, por lo tanto, es poner en juego esa fragilidad compartida”.