La matancera Jessica Abouchain es Leticia en “ATAV 2”: “Las cosas llegan cuando estás preparado para hacerte cargo”
La actriz interpreta a una vedette de los '80s en la tira diaria de El Trece. Se refirió a la composición de su personaje y a las repercusiones en el público. Su crecimiento en el Distrito y los motores de su camino artístico.
Cada noche, en el marco de la segunda temporada de Argentina, tierra de amor y venganza (ATAV 2), el nombre de Leticia se ilumina en la marquesina teatral de la exitosa revista que dirige y produce Horacio Hills. Detrás de la encantadora vedette está Jessica Abouchain que, fuera de la telenovela, ha pisado con fuerza diversos escenarios y estudios televisivos. Es que, en el transcurso de su multifacético camino, la actriz de 35 años oriunda de Ciudad Celina ha brillado y desplegado su talento en equipos liderados por referentes del espectáculo como Susana Giménez, Moria Casán, Marcelo Tinelli, Adrián Suar y Guillermo Francella.
Hasta los 25 años vivió en La Matanza y, luego, por cuestiones laborales, se mudó a la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, regresa con frecuencia al Distrito para visitar a sus familiares y amigos, y lleva consigo las premisas adquiridas durante su crecimiento. “¡Siempre tuve muy clara la vocación! A todas partes me acompañan el amor y la pasión por mi trabajo, por expresarme, por compartir con otros, por dar un mensaje, o por hacer algo que pueda ayudar. Además, están los valores que me han inculcado, como la lealtad, la perseverancia, la disciplina, el compañerismo y el humor para pasarla bien”, manifestó en diálogo con El1.
Hay una experiencia durante la infancia de Jessica que puede ser considerarse un show más de su vida como espectadora o, con el 'diario del lunes', puede interpretarse como un guiño del destino. Cuando era niña, y realizaba danza fuera del colegio, a su abuelo le regalaron entradas para ver Fama, el popular musical sobre las vicisitudes de un grupo de estudiantes de una escuela de artes. El espectáculo se presentaba durante tres días en Argentina, y la pequeña fue a una de las funciones con su familia.
“¡Me impactó! Siento que ese fue el momento en el que dije, '¡Acá me veo hacia adelante!' Me empecé a involucrar, además de estudiar danza. En esa época no había YouTube ni todas esas cosas que hay ahora, era a través de los maestros y las clases que nos iba llegando la data de musicales o intérpretes. Estudié zapateo americano, jazz, después teatro y, más adelante, canto. Cuando terminé el secundario, que ya estaba completamente decidida de que me quería dedicar a esto, hice clases en muchos lugares, con muchos maestros y distintas técnicas. Lo más importante es abrir el abanico de posibilidades y herramientas, para enriquecerse y tener más información a la hora de estar arriba del escenario”, recordó.
Otra cuestión clave en su trayectoria tuvo que ver con trasladar todo lo aprendido hacia las tablas y/o frente a las cámaras. Pasó multitudinarias audiciones y transitó intensos ensayos. “Las cosas llegan cuando estás preparado para hacerte cargo, artística y emocionalmente. El enemigo mayor es uno mismo, con un montón de críticas o creencias limitantes que trae. Hay que desprenderse un poco de ellas, o trabajarlas, y seguir un deseo fuerte. Uno tiene mucho miedo a que eso se concrete, o no. Yo trabajé mucho mis pensamientos y qué era lo que creía que me limitaba. Así, pude quitarme algunos obstáculos de encima e ir por lo que quería hacer”, reflexionó.
Algunos de los proyectos de los que formó parte Abouchain fueron: Bailando por un sueño, Cantando 2020, El Host, Hairspray, El joven Frankenstein, Tributo a Madonna, Mamma mia!, Más de 100 mentiras, La Parka... el musical, Mi bello dragón, Swing Time, Esmeralda y el Jorobado, Antes de que me olvide, Priscilla - Reina del desierto, Chorus Line, Sugar e Inmaduros.
Se dice de mí
Entre brillos, escaleras, espejos, maquillajes y plumas pasa sus noches Leticia, el enigmático y sensible personaje que encarna Jessica en ATAV 2 (El Trece). Además de afrontar una dura historia de vida y de enfrentarse a complejos obstáculos, la vedette disfruta su vínculo amoroso con el pizzero Ángel (Eliam Pico), comparte un lazo de amistad con sus colegas Ana (Justina Bustos) y Mónica (Andrea Rincón), y trabaja con sus superiores Yoni (Matías Santoianni), Ethel (Malena Solda) y Horacio Hills (Juan Gil Navarro).
Acerca de su llegada a la ficción televisiva, explicó: “Mi papá es el que está al tanto de las últimas noticias, y siempre me pasa notas de proyectos que se vienen. Entonces, vi que se iba a hacer la segunda parte de ATAV, donde iba a haber un grupo de vedettes de los años '80s. Ahí dije, '¡Esto es para mí! ¡Me re gustaría hacerlo!' Uno más o menos sabe lo que puede abordar o componer. Yo estaba trabajando con Adrián Suar, y hacía bastante conocía a Pablo Codevila (gerente de contenidos de El Trece), entonces, un día pregunté si iban a hacer casting. Adrián me dijo, '¡Te tengo pensada para un personaje!' ¡Me puse súper contenta!”
Tras haber pasado un mes de ese encuentro, recibió el llamado de un productor que le dio la bienvenida a ATAV 2, y así inició la construcción de Leticia. “Arranqué de afuera para adentro. Me propusieron cortarme el pelo y hacerme los rulos de los '80. Con mi novio empezamos a probar fotos, por ejemplo, de Mónica Guido (ex vedette) con mi cara, para ver cómo quedaba. Investigué bastante sobre la época, que me resulta sumamente atractiva, por lo que significa para nuestra Historia. Después, en base a lo que necesitaban, y a lo que yo iba leyendo del personaje, fui delineando características específicas. Quería que fuese una mina sensible, detrás de lo despampanante que tienen las mujeres del teatro de revista, es decir, mostrar también a alguien que es vulnerable”, describió.
Por otro lado, la actriz confeccionó una lista con palabras y expresiones de la época que iba descubriendo y escuchando, que consideraba que podían servir para su papel, más allá de que algunas las utilizó y otras no. Observó a Moria Casán y sus participaciones televisivas de los '80s, a Luisa Albinoni, a las hermanas Ethel y Gogó Rojo, y a Zulma “Lechuguita” Faiad. Asimismo, fueron importantes los videos de los almuerzos de Mirtha Legrand en los que estaban las vedettes entre las personalidades invitadas.
Contra viento y marea: una mujer resiliente
Así como Leticia se mueve diariamente entre aplausos, colores y luces, también debe enfrentarse a oscuras circunstancias: “Cuando la encuentran en el hotel donde fue ultrajada y forzada fue una escena muy fuerte. Traté de ponerle todo el cuerpo y el corazón. Lo que más me interesaba como actriz era que la escena fuera honesta, que pudiera reflejar lo que los autores proponían, y también lo que puede ser pasar una situación así, para interpelar a la gente en su casa. Esa secuencia fue tendencia en Twitter, tuvo mucha repercusión. Me escribieron muchísimo, sobre todo mujeres, diciéndome que habían llorado porque habían sufrido una situación similar y se habían sentido identificadas. Eran mensajes de tristeza, también de esperanza, de decir 'después de vivir una situación así, se puede volver a sonreír, a confiar'”.
Al hacer un balance sobre lo que le representó, y representa, haber dado vida a su personaje en ATAV 2, la artista matancera valoró: “Profesionalmente, es fabuloso y me suma muchísimo. Personalmente, es poder ser la voz de muchas mujeres de la época. Me siento afortunada por poder representar a muchas mujeres que pasaron por situaciones como las de Leticia y que, a través de ver eso, pueden recordar y sanar. También es difícil pensar con la cabeza de hoy acontecimientos del pasado. Tuve que hacer el ejercicio de pensar con la mentalidad de ese momento. De hecho, nos pasaba muchas veces de tener que decirnos cosas que nos chocaban, o de ciertos tratos que, en ese entonces, eran del día a día”.
Uno de los desafíos que tienen las vedettes dentro de la ficción, y que incluso se extiende a otros roles en la actualidad, está vinculado con la catalogación, es decir, con la imposición de etiquetas por parte de ciertos sectores de la industria, que impiden que los artistas experimenten otras facetas. Al indagar en su propio trayecto, fuera de la telenovela, Abouchain planteó: “¡Muchas veces me pasó! Es el medio el que encasilla, pero, también, uno mismo. Cuando trabajás mucho, por ejemplo, de bailarina, después querés trabajar como cantante y te dicen 'pero vos eras bailarina'. Siempre traté de pensar 'si no me encasillo, nadie lo va a hacer, soy yo la que puedo elegir y ponerme en los lugares en los que quiero estar'. Obviamente, conseguir ciertos trabajos a veces se hace difícil porque, como pasaba en esa época, y sigue sucediendo, no solamente te encasillan por la profesión sino también por tu aspecto. Es una lucha que seguimos”.
Por último, se refirió a las fuentes de su fortaleza para romper barreras: “Creo que a todos nos nace de un deseo profundo, pero, a mí, esa fuerza me viene de mi familia, de las cosas que nos han tocado vivir. Siempre tuve una familia unida, amorosa y, sobre todo, muy resiliente. Esa fuerza para modificar mi propia realidad, o ir a buscar lo que quiero, llega por haber visto a ellos luchar, y sentir que la fe es la forma de salir adelante”.