¿Aliada o enemiga? Cómo enseñar en los tiempos de la inteligencia artificial
Con la llegada del chat GPT y otras formas de IA, el mundo de la educación y el aprendizaje parece haber cambiado radicalmente. Dos especialistas en informática y tecnología educativa reflexionan sobre la misión de los docentes y los beneficios y desafíos que estos desarrollos pueden traer al aula.
De la Edición Impresa
En los últimos tiempos, la tecnología avanzó de forma vertiginosa y el área educativa no estuvo exenta de estos cambios. Para alegría de muchos y preocupación de otros tantos, la inteligencia artificial llegó para quedarse. ¿Cómo se incorporan estas herramientas al aula? ¿Apareció para reemplazar a los docentes?
Consultada por El1, la doctora Lourdes Morán, especialista en Tecnología Educativa, señaló que, al hablar de inteligencia artificial y educación, las opiniones se polarizan. “Por un lado, están los tecnocráticos, es decir, aquellos que creen que todas las tecnologías son buenas por sí mismas y que deben ser adoptadas sin cuestionamiento, mientras que los tecnofóbicos les temen a estos desarrollos y se oponen a su inclusión en la educación porque creen que llegó para destruirla”, planteó.
Para Morán, la función de los pedagogos “es ver cuáles pueden ser los usos más potentes de estas tecnologías. Debemos pensar hacia dónde nos están llevando estos desarrollos y si es lo que deseamos para la sociedad”.
Según Analía Amandi, doctora en Ciencias de la Computación, hay un concepto que puede ser más acertado para hablar del buen uso de las nuevas tecnologías en educación: la inteligencia aumentada.
“Es cuando a un humano se le da una capacidad adicional a través de la inteligencia artificial y esto, para los docentes, puede ser muy provechoso ya que permite la personalización de la educación, el seguimiento más efectivo del progreso y la mejora del rendimiento de los estudiantes”, definió.
Pensando fuera de la caja
Ante este escenario, muchos docentes se preguntaron si su rol sería reemplazado por los desarrollos de la robótica y la computación. Morán declara que, para ella, la IA no está destinada a reemplazar a los docentes, sino a transformar la manera en que se presenta y se enseña el contenido.
“La IA puede ser utilizada para diseñar propuestas de enseñanza más efectivas y personalizadas y para permitir que los estudiantes aprendan de nuevas formas. Por lo tanto, está destinada a complementar y mejorar su trabajo. Lo que nos tiene que importar es el tipo de actividades que les proponemos”, aseguró.
Además, para la investigadora del CONICET, es necesario “diseñar propuestas pedagógicas que fomenten el pensamiento crítico, el debate y la exploración de diferentes perspectivas teóricas y no que simplemente se pidan resúmenes, cuadros o cuestionarios que pueden ser respondidos por muchos sistemas de inteligencia artificial”.
“La inclusión de la IA -continúa Morán- no necesariamente significa que el alumnado perderá su capacidad de producción y razonamiento, siempre y cuando se utilice de manera efectiva y crítica. Los docentes pueden comenzar por explorar las diferentes tecnologías de IA disponibles y evaluar cómo pueden ser utilizadas para mejorar la calidad de la educación”. A su vez, la experta sostuvo que es clave “trabajar en colaboración con otros docentes y especialistas en tecnología para potenciar las ideas de trabajo”.
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