Virrey del Pino: robaron los cables eléctricos de un comedor comunitario

Ocurrió el lunes pasado en el espacio “Piecitos Mojados”, que asiste aproximadamente a 600 personas, incluidos entre 120 y 150 niños.

“Piecitos Mojados” es un comedor comunitario ubicado en el barrio La Palangana, a la altura del km. 36 de la Ruta N° 3, en la localidad de Virrey del Pino. De lunes a lunes, sin falta, asisten aproximadamente a 600 vecinos, incluidos entre 120 y 150 niños, quienes se acercan diariamente para acceder a un plato de comida. Sin embargo, el lunes pasado por la madrugada, el espacio sufrió el robó de los cables eléctricos.

“Es indignante porque este comedor asiste a prácticamente todo el barrio. Ahora estamos sin energía, con las heladeras y los freezers apagados”, lamentó Olga Parraz, una de las coordinadoras de “Piecitos Mojados”, en diálogo con El1. Además, indicó que el monto necesario para la compra de los cables nuevos es de entre 25.000 y 30.000 pesos, y que el comedor “no cuenta con ese dinero”.

A pesar de haber sufrido este hecho delictivo, Parraz aseguró que los coordinadores y colaboradores del espacio siguen trabajando, más allá de la falta de electricidad. “No paramos y estamos acá de lunes a lunes, incluso los feriados. Seguimos adelante como sea: hemos pasado pandemias, tormentas e inundaciones, pero nunca cerramos las puertas porque la gente tiene que comer igual. Estamos al pie del cañón”, expresó.

Esta no es la primera vez que “Piecitos Mojados” sufre un episodio de vandalismo: en otras oportunidades, debieron lamentar el robo de utensilios de cocina, tales como ollas o cubiertos. “La inseguridad está en todos lados, pero nuestro barrio está en el foco de la tormenta. Este comedor es uno de los que más ayuda, y es el más castigado”, contó.

En este contexto, Parraz recordó que los vecinos del barrio “tienen mucha necesidad” y asisten al comedor para buscar su plato de comida. “No se la podemos negar. Nosotros salimos a buscar recursos por todos lados para poder seguir ayudando. Hay muchos chicos en este barrio y duele en el corazón que no les alcance, por eso estoy tan indignada: el martes pasado, cuando me enteré de lo que había pasado, me largué a llorar por la bronca y la impotencia”, confesó.

El comedor recibe ayuda por parte de la Secretaría de Desarrollo Social del municipio de La Matanza, al igual que mercadería desde el Gobierno nacional. Sin embargo, por la alta demanda del barrio, no es suficiente. Asimismo, son asistidos por la misma comunidad. “Familias enteras e iglesias hacen que podamos continuar; de lo contrario, no podríamos porque no nos alcanza. Ahora, vamos a poner todo el empeño para poder seguir adelante”, destacó Parraz.