Felipe Pigna: “Uno nunca termina de aprender”
El historiador protagonizará la charla “Rebord-Pigna hacen historia” en el Teatro Universidad. Adelantó detalles de su presentación junto al locutor, donde abordarán hechos y personajes de la Historia Argentina. Su método, el valor de la divulgación y su participación en la UNLaM.
A lo largo de su extensa trayectoria, el profesor Felipe Pigna no ha limitado la transmisión de sus conocimientos y estudios sobre la Historia Argentina al aula, sino que también los ha compartido a través de libros, programas radiofónicos y televisivos, sitios web, incluso dentro de una sala teatral. De hecho, en este último espacio, precisamente en el Teatro Universidad (Florencio Varela 1.903, San Justo), es donde el miércoles 3 de mayo, a las 20.30, protagonizará la charla Rebord-Pigna hacen historia.
Desde el escenario del auditorio de la UNLaM, el historiador, junto al locutor Tomás Rebord, presentará a aquellas personas que por sus decisiones, contextos, ideales, deseos, inteligencia, perseverancia y azar forman parte de la Historia Argentina. Por lo tanto, ambos invitarán a debatir y reflexionar sobre distintos personajes y sucesos que marcaron la patria.
Para adquirir las entradas, el público debe acercarse a la boletería del Teatro (lunes a viernes de 11 a 21 y sábados y domingos de 15 a 20) o ingresar al sitio web Ticketek.
- ¿Qué criterios tuvieron en cuenta para la selección de los hechos históricos que se abordan en escena?
- Un poco se trata de temas que nos parecen poco transitados, por ejemplo, las guerras civiles, que pasan muy rápido y no son tratadas como se debe, me parece. Así que una parte importante de la charla está destinada a ver causas y desarrollos de las guerras civiles argentinas, que se llevaron 65 años de Historia, un período inmenso, desde 1815 hasta 1880, aproximadamente. Eso determinó muchas cosas de la Historia Argentina, como el discurso del enemigo, que fueron muy fuertes en la conformación del pensamiento político argentino.
- Y respecto a los personajes, ¿a quiénes se referenciará?
- Vamos a hablar de Martín Miguel de Güemes y cuando toma a caballo un barco durante las invasiones inglesas, un episodio épico en su juventud, que prefiguró su rol como jefe de los infernales. Fue un tipo extraordinario, muy importante de la Historia Argentina, relegado a un segundo plano. De hecho, sin Güemes, con suerte, Argentina terminaba en Córdoba, él hizo la defensa de nuestro norte en combinación con otra gente extraordinaria. También nos referiremos a Juana Azurduy, a su compañero Manuel Padilla, a Facundo Quiroga, Manuel Dorrego, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y Juana Manso, entre otros. Es un recorrido por estos personajes, tratando de ubicarlos en contexto, en el tiempo que les tocó vivir, no en el reduccionismo de 'buenos y malos'.
- Haces presentaciones con profesionales de distintos ámbitos; en este caso, ¿cómo surgió la fusión entre el "Método Pigna" y el "Método Rebord"?
- Justamente fue el método lo que lo motivó (risas). Tomás -a quien conocí a través de mi hijo- me invitó a su videopodcast El Método Rebord, y fue un hermoso encuentro, una entrevista de más de tres horas, donde hablamos de todo. Ahí quedó clara nuestra pasión en común por la Historia. Además, me interesó su enfoque y la mirada de otra generación. A ambos nos atrajo la posibilidad de motivar a los jóvenes a volver a la Historia, o a seguir con ella, ya que es tan importante para entender el presente y para tratar de mejorarlo, seguramente. Ya hicimos varias de estas charlas en distintas partes del país, siempre a teatro lleno, y con un entusiasmo muy lindo de parte del público.
Pigna y la UNLaM: de la pantalla grande al escenario
En 2018, Pigna visitó la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) para presentar un documental sobre la Reforma Universitaria -realizado por la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN)- en el que se encargó de la revisión histórica. Por lo tanto, la charla Rebord-Pigna hacen historia marcará su regreso, esta vez, en el Teatro Universidad.
“La UNLaM es una hermosa universidad, tiene todo lo que tiene que tener, y no tiene nada que envidiarles a universidades de Estados Unidos o de Europa que he visitado. Me llena de orgullo que sea una universidad pública, que esté en un lugar que convoca gente a la que seguramente le costaría mucho trasladarse y estudiar en Capital u otros centros urbanos, y donde hay muchísima población de primera generación de estudiantes universitarios. Me emociona mucho recorrer las universidades del Conurbano, la UNLaM es un ejemplo, y que tenga un cine-teatro es maravilloso, porque aparte da la posibilidad de cultivarse al estudiantado, con una programación sumamente interesante”, destacó el historiador.
- Transitás diversos medios y formatos: más allá de las singularidades de cada uno, ¿cuáles son los denominadores en común para divulgar la Historia?
- Lo primero es la no subestimación del público. La idea de que llega el iluminado para iluminar a los que no saben nada me parece un horror y, además, un error. Primero está el respeto, cada uno tiene sus condiciones y conocimientos, y uno que tiene una especialización quiere compartir y ayudar a que los demás conozcan más sobre ese tema. Después está la selección de contenidos, que tienen que tener sentido, no solo ser impactantes, deben dejar algo para pensar, que la gente se quede con ganas de seguir leyendo, algo que afortunadamente pasa. Yo creo que la curiosidad está y hay que estimularla. Y la otra cuestión es que uno anda por la vida aprendiendo, a mí me encanta escuchar las historias de cada lugar al que voy, y lo que la gente tiene para contarme. Uno nunca termina de aprender, el día que sienta que terminó de hacerlo, se terminó su vida probablemente, y se convierte en una persona soberbia y aburrida. Yo tengo 30 años de docencia encima, al preparar una clase tengo en cuenta al otro, escucho lo que dice, y entran los cruces generacionales, las diferentes preguntas e intereses que marcan la pertenencia a determinada franja etaria.
- Si viajamos al pasado, ¿recordás algún hecho iniciático en tu vida vinculado a la Historia?
- Sí, fue en la escuela secundaria, particularmente en la clase de mi profesora Giacometti. Mi quinto año fue en 1976, por lo que el ciclo lectivo comenzó con la dictadura. En ese contexto, ella, cuidándose, y cuidándonos, nos hacía pensar. Ahí pude ver el extraordinario valor de la Historia, cómo podemos hablar de un presente -del que no podemos hablar mucho- hablando de un pasado, con prefiguraciones y elementos similares, ¡ella hacía mucho eso! Ahí me empezó a gustar la Historia, fue un poco por eso que decidí estudiarla, ¡y cada vez me gusta más! Es un viaje de ida, absolutamente, porque uno nunca termina.
- A lo largo de tu profesión, ¿fuiste modificando el método para estudiar la Historia o siempre fue el mismo?
- Inicialmente, era un método de docente, de alguien dedicado enteramente a eso. En la preparación de las clases me iba armando mis apuntes, y ahí también fue naciendo el escritor: era pasar de leer a interpretar y querer transmitir. En principio, yo era profesor de la Escuela Carlos Pellegrini, y me encargaron junto a dos compañeros hacer las guías de estudio, luego vino una etapa de documentales, que hicimos con alumnos a lo largo de diez años y que fueron muy famosos en su momento, ya que logramos entrevistar a figuras muy importantes de la política y la cultura argentina. Un poco empecé a hacerme conocido, y ahí pude escribir mi primer libro Mitos de la Historia Argentina. El método siempre lo voy revisando, aggiornando. Por supuesto hay algo que es permanente, es decir, frente a un tema puntual hay que leer el estado de la cuestión, que consiste en qué se sabe y qué queda pendiente sobre el tema, y la segunda etapa es la investigación y profundización a partir de lo conocido. Mi premisa nunca es 'Todo está mal, vamos a contar la verdad'. Sería un acto de soberbia que no va conmigo. En mi caso, pienso, por ejemplo, qué cosas ya fueron transitadas y no profundizadas, porque hay mucho escrito.
- ¿Hay algún capítulo o personaje de la Historia Argentina que te genere un interés especial?
- Uno siempre vuelve sobre lo trabajado, para ver qué cosa nueva apareció, en qué estado está hoy una investigación sobre San Martín, Belgrano o Evita, o períodos históricos. Mi colección Mitos de la Historia Argentina va por el tomo cinco, que llega hasta Onganía, y obviamente estoy trabajando en lo que sigue, siempre adjuntando material. La dictadura es un momento de permanente revisión, de enfoques que van surgiendo, y afortunadamente las nuevas camadas académicas están trabajando muy fuertemente el tema, hay infinidad de papers, algo que no pasaba en los '90 o comienzos del 2000. Por otro lado, actualmente, tenemos una cantidad impresionante de material sobre género, después de la oleada feminista y de todo lo que pasó. En mi método está también la actualización, en torno a qué y cómo se dice, en la historia local e internacional.
Un recorrido histórico por las fake news
Las fake news refieren a información falsa publicada en forma de noticia para engañar a las personas. Los objetivos pueden ir desde generar visitas en sitios web y desprestigiar, hasta desinformar y manipular la opinión pública. En el transcurso de su labor, incluso en la charla Rebord-Pigna hacen historia, Felipe analiza las fake news históricas.
“Nacieron con la Historia, lo que pasa es que ahora nadie se preocupa por desmentirlas, prácticamente, sino que se las replica de acuerdo al pensamiento. Es lo que el querido Umberto Eco llamó la noticia deseada, es decir, no importa si es verdad, sino si a mí me gusta o conviene que se difunda, aunque no tenga el más mínimo viso de realidad. Lo mismo pasa con la Historia, hay temas que la gente quiere que sean de determinada manera, y a veces no son así, entonces, ahí aparece el historiador”, señaló.
Asimismo, recordó un ejemplo que mencionaba durante sus clases, vinculado al capítulo Lisa, la iconoclasta, perteneciente a la séptima temporada de Los Simpson. “Ahí Lisa descubre que el fundador y héroe de la ciudad, Jeremías Springfield, había sido un tipo muy polémico, por decirlo así, y ella tiene el gran dilema de si cuenta la verdad o no, si le pincha el globo a ese pueblo que está armando un gran festejo por el centenario. ¡Es extraordinario ese episodio! Una persona honesta tiene que contar la verdad, le pese a quien le pese. Es el problema ético -además del epistemológico- de conformar o de decir lo que tenés que decir. Uno siempre tiene que elegir decir lo que hay que decir, no se trata de conformar”.