Lautaro Furiolo, el director matancero que deja su huella en los videoclips de música urbana
El realizador audiovisual de Ciudad Evita transita un camino artístico ascendente. Sus comienzos musicales, su formación audiovisual, sus principios y búsquedas profesionales. Su vínculo con Bizarrap y su participación en la “BZRP Music Sessions #36”, con Nathy Peluso.
En las obras artísticas es habitual que diferentes expresiones se fusionen, como ocurre en los videoclips musicales, que a las letras, melodías y voces de los cantantes se les complementan la interpretación y la creatividad de los realizadores audiovisuales. En este último grupo se encuentra Lautaro Furiolo, que descubrió en el formato la posibilidad de enlazar su interés por la imagen y el sonido y, a su vez, expresar distintos conceptos y sentimientos. En diálogo con El1 Digital, el director matancero de 24 años hizo un recorrido por su ascendente camino artístico.
Furiolo se crió entre Ciudad Madero y Ciudad Evita -donde reside actualmente- y desde chico sintió atracción por la música; de hecho, aprendió a tocar la guitarra y estudió piano. Sin embargo, su mayor interés estaba en la producción, por lo que, paralelamente a su formación escolar en el Colegio San José de Aldo Bonzi, arrancó a hacer electrónica con su computadora y, tiempo más tarde, a pasar música en una popular fiesta del barrio.
Dicho evento fue el puntapié para que se adentrara en el mundo audiovisual, ya que en una ocasión necesitaban hacer un video y él se ofreció, le gustó la experiencia y continuó con la actividad. Más allá de las limitaciones artísticas y técnicas del momento, esas prácticas resultaron iniciáticas en su profesión.
“Me anoté en la carrera de Diseño de Imagen y Sonido, en la UBA, más por el sonido que por la imagen. Y una vez que entré descubrí que el cine completaba mi pasión, y que podía transmitir una idea, una sensación y un pensamiento a través de la imagen y el sonido”, señaló Furiolo. Asimismo, recordó: “Cuando entré en FADU, estaba medio nulo, porque hasta ese momento no había visto más que cine comercial, y me explotó el cerebro, por las películas que vi y los directores que conocí. Después, empecé a trabajar en una agencia de publicidad y hallé ese formato, que me interesó bastante”.
En 2020, arrancó a realizar videoclips de manera profesional. El primero fue A Toda Hora de YSY A, que se trataba de un videolyric hecho con clips, gráficas y versos de la canción animados en pantalla, debido a que en ese momento los artistas no podían filmar como lo hacían de forma habitual, por la emergencia sanitaria. Además, el matancero hizo proyectos audiovisuales para otros músicos, como Toto Ferro y John C (con este último ya había trabajado en la producción).
Y el videoclip que resultó bisagra para su camino fue el del tema Butaka (Remix), que reunió a los cantantes BHAVI, ALEMAN, NEO PISTEA, BIG SOTO y AKAPELLAH. Allí no solo pasó de editar videolyrics a meterse de lleno en la filmación, sino que, a su vez, tuvo el desafío de ensamblar el material generado en rodajes de distintos países.
En cuanto a sus búsquedas en el formato audiovisual-musical manifestó: “Trato de salir de la repetición, pero una premisa que atraviesa todo mi trabajo es entender lo que estoy haciendo, me dan una voz y tengo una responsabilidad, le estoy hablando a millones de personas que miran los videos, entonces el mensaje que transmita va a repercutir en un montón de gente”.
Y, a continuación, agregó: “Uno siempre va buscando hacer trabajos más grandes, pero yo creo que el crecimiento a lo largo de la filmación es aprender a no casarse ni ser caprichoso con las ideas, a comprender que es un arte que, por un lado, es tuyo, por otro lado, del artista que te llama para hacer el video y, a su vez, de la gente. Entonces, no quiero hacer algo súper incomprensible y rebuscado, porque no tiene sentido que el mensaje no llegue a las personas que tiene que llegar. Tampoco hay que ponerse mal cuando, por ejemplo, a un artista no le gusta una idea, en este trabajo todas las partes involucradas tienen que estar de acuerdo”.
Por otro lado, en torno a la manera en que sus raíces repercuten en su labor, reflexionó: “El barrio me inspira mucho, todo el tiempo. Ciudad Evita me parece un lugar tan particular y único, que tiene condimentos muy barriales, de la ranchada, de juntarse en una esquina y estar con amigos. También, al estar encerrado entre la autopista, Camino de Cintura y un bosque, como que es algo muy de nicho, donde todo pasa ahí, un poco hermético y, a su vez, hay unas casas y plazas muy lindas, con las calles curvas y medio laberinto. Todo eso me hace trabajar la cabeza y de ahí salen cosas”.
La música urbana en muchos países, como Argentina, suele estar muy conectada con lo barrial. “Son todos pibes y pibas que empezaron en una plaza rapeando, juntándose en la casa de un amigo que producía música y tenía una computadora con parlantes. En la letra y la melodía de la música urbana argentina se siente mucho eso”, destacó Furiolo.
Las etapas de un videoclip
Siguiendo un proceso lineal, la trasposición de la música al video comienza cuando el artista, su equipo o el sello discográfico, contactan a Lautaro, le plantean cuál es la canción que quieren llevar al videoclip, o incluso a veces le comparten varias y debe elegir. En torno al tratamiento del contenido, generalmente le presentan un concepto, y en base a eso tiene que desarrollar una idea, pero también hay ocasiones en las que ya llega una premisa formada y un guion.
A partir de ese momento, el realizador matancero empieza a pensar qué es lo que le transmite el tema, trata de esbozar un concepto más formado y lo charla con el equipo del artista. Al acordarse por dónde irá la idea, se lleva todo a un guion, acompañado por un tratamiento estético, que es un documento extenso donde se anota lo imaginado para cada escena. El equipo de producción aprueba el presupuesto y se arma un calendario con los días de preproducción, cuándo se filma, el tiempo que llevará la postproducción y la fecha de entrega.
En base al material, se arranca a armar el grupo de trabajo, en el que algunos integrantes ya vienen con el equipo del artista y, luego, cada cabeza de equipo va trayendo a su conjunto. “En el rodaje, mi rol es como el de un director de orquesta que mantiene el ritmo, liderando y tomando decisiones, pero lo más importante es que las personas puedan brillar en su trabajo, haciendo lo que saben, escuchándolas y atendiendo sus opiniones, así uno puede conseguir un mejor resultado. Por último, generalmente edito yo los videos, pero sí estoy muy ocupado, llamo a algún editor, el color lo mando a un colorista, pocas veces lo hago yo”, explicó.
Unión musical matancera
Lautaro conoció a Bizarrap, el popular DJ y productor musical de Ramos Mejía, en el marco de un festival en Mar del Plata. Un amigo en común los presentó, se llevaron bien y, luego, al vivir bastante cerca, les resultó fácil juntarse. Asimismo, compartieron una gira documental en México, en 2020, y la BZRP Music Sessions #36 (con Nathy Peluso), que hasta el momento es la más vista, con más de 300 millones de reproducciones en YouTube.
“Biza es una persona con una cabeza que va a mil kilómetros por hora, pero con los pies siempre en la Tierra. Es un genio, al que admiro, todo lo tiene pensado, puede entender qué es lo que funciona, y qué no”, elogió Furiolo.
Nuevos horizontes
Actualmente, el director divide su tiempo entre la universidad, ya que dicta clases de “Iluminación y Cámara”, y la dirección de videoclips musicales. A la hora de proyectar su futuro, expandió las posibilidades: “El videoclip me apasiona, pero, de repente, lo veo como un entrenamiento para aprender a filmar y trabajar en el mundo audiovisual. Quizás mis objetivos son más allá del formato, como el cine y la ficción, y la mejor manera de llegar a eso es haciendo lo que hago ahora. Hoy, tengo varios proyectos, todos relacionados con la música, y estoy empezando a escribir ciertos conceptos que van a devenir en una ficción”.