“En la Provincia de Buenos Aires, el 40 por ciento de los productores de cerveza cerró”, alertan desde el sector
Así lo aseguró el presidente de la Cámara Bonaerense de Cervecerías Artesanales, Martín Pepe, sobre el difícil presente del sector en el marco del aislamiento social por la pandemia de COVID-19. Además, afirmó que “se produjo solo el ocho por ciento” en comparación con el 2019 y que “las ayudas económicas del Estado no enmarcaron a las cervecerías”.
Del auge a la crisis. De ser furor y multiplicar sus locales a no poder trabajar. Durante los últimos cuatro años, las cervecerías artesanales se volvieron una moda y uno de los principales puntos de encuentro de amigos, compañeros de trabajo y parejas. A tal punto, que se llegaban a contabilizar hasta tres o cuatro en una misma cuadra de Ramos Mejía, en el caso de La Matanza.
Pero la realidad cambió en forma drástica porque, a más de cuatro meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus, las cervecerías artesanales se derrumbaron a tal punto que son muy pocos los locales del rubro que no debieron cerrar en forma definitiva a sabiendas que están entre los últimos que podrán volver a funcionar.
En diálogo con Radio Universidad, el presidente de la Cámara Bonaerense de Cervecerías Artesanales, Martín Pepe, dio cuenta del mal momento en el sector: “En un relevamiento que hicimos, constatamos que los cerveceros que sobrevivimos, producimos el ocho por ciento promedio de lo que producíamos el año pasado. Como mucho, se produce un trece”.
Además, alertó que “en la Provincia de Buenos Aires, el 40 por ciento de los productores de cerveza cerró”, entre los que se cuentan muchos casos “en que guardaron sus equipos y desalquilaron, pero volver a poner todo una vez que pase la pandemia, tendrá un costo terrible, es lo mismo que cerrar”.
En ese sentido, afirmó que “las ayudas económicas del Estado no enmarcaron a las cervecerías artesanales”, por lo que el rubro no tuvo un respaldo ante la pandemia: “El salario complementario, parte del ATP, llegó solo a las cervecerías grandes, no a las pequeñas o medias. Y hay alrededor de 7.000 familias que viven de esto”.
Por último, indicó que, en su caso particular, pudo reinventarse, aunque la gran mayoría no corrió con la misma suerte: “Nosotros empezamos a embotellar a fines del año pasado, eso nos ayudó a destinar la producción en barriles a las botellas”. “Empezamos a hacer un sistema de heladeras y damos la concesión a los supermercados para llegar al consumidor”, concluyó.