Coto acusó a Espinoza de clausurarle una sucursal por “motivaciones políticas” y el Municipio le salió al cruce
El empresario encabezó una protesta en la sede que su cadena de hipermercados tiene en Ramos Mejía, que fue clausurada por el Municipio tanto el jueves como el viernes. Desde el Ejecutivo matancero, ratificaron la decisión y alegaron incumplimiento de normas de higiene y abusos de precios.
Alfredo Coto, dueño de una de las cadenas de hipermercados más importantes del país, encabezó, el viernes por la noche, una protesta junto a sus empleados en la puerta de la sucursal de Ramos Mejía, luego de que el Municipio de La Matanza la clausurara en dos oportunidades en un plazo de 48 horas. El empresario acusó al intendente, Fernando Espinoza, de actuar “por motivaciones políticas” y negó que hubiera motivos suficientes para el cierre, pero desde el Municipio salieron al cruce de esa denuncia y aseguraron que las clausuras se dieron “por cuestiones de higiene y bromatológicas” y por el incumplimiento de los precios máximos fijados por el Gobierno nacional.
“En estos momentos de emergencia sanitaria nacional, producto de la pandemia del coronavirus, el Municipio no tiene intereses específicos en cerrar un supermercado. Pero tiene que velar por los intereses, el beneficio y la salud de todos los matanceros”, expresa el comunicado oficial que difundió el Ejecutivo comunal este sábado, en el que aseguran que la cadena violó “la Ley 18.284 y el decreto ley 8.751/77, entre otras”, en alusión al Código Alimentario Argentino y al Código de Faltas Municipales, respectivamente.
De acuerdo al Municipio, cuando los inspectores llegaron a la sucursal ubicada sobre la avenida Rivadavia al 13.000, a pocas cuadras de la estación de Ramos Mejía, constataron “la presencia de productos que no cumplían con las normas y la reglamentación de sanidad”.
“Entre otras irregularidades, se detectaron productos con fecha de vencimiento manipulada, productos sin la pertinente refrigeración, mal manejo de residuos, falta de limpieza en el espacio donde se manipulan fiambres, quesos y carne y sangre de carne picada cayendo sobre tortas y productos de repostería”, detallaron al respecto y advirtieron que esas prácticas implican “un potencial riesgo de contaminación cruzada de alimentos”.
El comunicado oficial fue acompañado por una serie de fotografías que muestran, por ejemplo, la presencia de gusanos en una de las rejillas de desagüe, alteraciones en la fecha de vencimiento consignada en trozos de queso fraccionados y cajones amontonados sin el debido tratamiento de residuos.
Además de estas cuestiones de higiene bromatológica, el Municipio aseguró que se encontraron “varios productos que excedían los topes máximos de precios exigidos por el Estado nacional”, lo que fue oportunamente comunicado a la Secretaría de Comercio de la Nación.
La sucursal de Ramos Mejía había sido clausurada, por primera vez, el jueves por la tarde. El viernes, volvió a abrir sus puertas, lo que motivó una segunda inspección del Municipio, que resolvió insistir con la clausura. Eso generó que el propio Alfredo Coto, junto a su esposa, Gloria, se presentara en las puertas de la sucursal a acompañar la protesta de los trabajadores, cuyo delegado aseguró que la clausura se generó “por una torta que estaba al lado de un pollo en un freezer”. “Esto es un tema político”, acusó el representante sindical.
En ese marco, Coto desafió a Espinoza a presentarse en la sucursal para que pudieran “inspeccionar(la) juntos”. “Si hay que corregir algo, rápidamente lo hacemos. Acá, trabaja gente de muchos años de experiencia que no se equivoca; pero si hubo un error, se arregla”, insistió y criticó al intendente, al que responsabilizó por la clausura y por no atender sus llamados. “Que me atienda si le da la cara. Evidentemente, no es el hombre adecuado para gobernar La Matanza”, disparó.
Espinoza evitó referirse públicamente al tema, pero su administración ratificó la decisión de que la sucursal mantenga sus puertas cerradas. “Desde el Municipio de La Matanza, se espera que se realice la desinfección pertinente y que se cumpla con las reglamentaciones bromatológicas, especialmente, en momentos en los que la pandemia exige que las condiciones de limpieza y desinfección sean ejemplares”, remarcaron.