Qué es el coronavirus
Por el momento, no hay vacunas ni medicamentos para tratar la cepa en particular. Extremar la prevención, la única forma de evitar el contagio.
Todavía es poco lo que se sabe en la comunidad científica internacional sobre el SARS-Cov-2, el virus popularmente conocido por ser el causante de COVID-19 o enfermedad del coronavirus. Es similar a la gripe y fue detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan, el 31 de diciembre de 2019. Por esta razón, hasta el momento, no hay vacunas desarrolladas ni medicamentos específicos para tratar esta cepa particular, que, se cree, mutó a partir de un contagio entre animales y, de ahí, pasó a los humanos.
Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los síntomas más comunes son fiebre, cansancio y tos seca. También, puede presentar dolores, congestión nasal, rinorrea (secreción nasal), dolor de garganta o diarrea. Estas manifestaciones suelen ser leves y aparecen de manera paulatina. Sin embargo, existen pacientes que se infectan, pero no desarrollan ningún tipo de síntomas ni refieren malestar.
Al respecto, el infectólogo Ricardo Teijero señaló que “una persona enferma sintomática, en el período en que está eliminando el virus, puede contagiar de dos a tres personas”.
“Si toma las medidas de control y prevención, tiene la higiene necesaria de los elementos que comparte, sabiendo que puede contagiar y tomando las medidas precautorias, es probable que esa tasa baje”, enfatizó Teijero en comunicación con el periódico El1.
El organismo internacional estima que ocho de cada diez personas se recupera de la enfermedad “sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial”. En este sentido, desde la Sociedad Argentina de Infectología, Daniel Pryluka, remarcó que “más del 80 por ciento de los casos son leves”. “Es probable que haya más casos muy leves que no sean vistos ni diagnosticados”, sumó el especialista en diálogo con Radio Universidad.
Alrededor de una de cada seis personas que contraen el COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, sostienen desde la OMS. El grupo de riesgo está centrado en las personas mayores y aquellas con bajas defensas por patologías subyacentes.
En el caso de los adultos mayores, puede agravarse si preexiste: hipertensión arterial, problemas cardíacos o diabetes.
En lo concerniente a la letalidad, la OMS resalta que “aproximadamente el dos por ciento de las personas que han contraído la enfermedad muerto”.