Desde las CGT, advierten por la escalada de conflictividad laboral en el Distrito
Los referentes sindicales plantean que "la crisis se va a agudizar" si no repunta la demanda. Aseguran que los rubros más complicados por posibles despidos y deudas salariales son los manufactureros, como metalúrgicos y textiles.
Lejos de un enero tranquilo y con poca actividad gremial en el Partido, los conflictos laborales en sectores que ya venían arrastrando caída en la producción y dificultades para sostener el nivel de empleo fueron protagonistas desde las primeras semanas del año. De acuerdo a un sondeo de la Secretaría de Producción local, la industria matancera perdió 7.100 puestos de trabajo el último año.
Con conflictos que se extendieron por varias semanas -como el que atraviesan los 174 trabajadores metalúrgicos de la fábrica Rapistand- y otros que se fueron sumando -como el acampe en las puertas de Clorox que duró casi una semana-, las dos centrales obreras locales advirtieron que las disputas laborales están en aumento en el Distrito y que este enero presagia el inicio de un año de “luchas intensas”, según apuntó Ernesto Ludueña, de la CGT en Unidad.
“Lo que estamos viendo es producto de la agonía de las empresas y no queda mucha soga para tirar. Mientras siga entrando tanta mercadería de afuera, la industria local va a seguir siendo poco competitiva y la crisis se va a profundizar”, vaticinó en diálogo con El1 Digital.
“Las que más lo sufren son las PyMEs industriales, que están en jaque. Los productos que se pueden producir acá, los traen de otro lado, y eso repercute en los trabajadores, que son los más vulnerables. Esta crisis se va a profundizar y cada vez vamos a ver más conflictos laborales”, sumó Ludueña.
En tanto, Mario Ortiz, quien lidera la CGT Regional La Matanza además del sindicato textil, advirtió que, “si no se normaliza la producción en el corto plazo, marzo y abril van a ser muy duros y van a ser el termómetro para saber cuántos quedan en el camino” y pidió que el Estado “escuche a las PyMEs y a los trabajadores y empiece a ponerle un freno a las importaciones”.
El rubro textil es uno de los más afectados por la apertura de las importaciones y la brusca caída de la demanda. Según Ortiz, entre las firmas en conflicto, hay que contar a Iberoamericana, una firma instalada desde hace más de 60 años en Avenida de Mayo y Virrey Cisneros, en Ramos Mejía, que tuvo problemas para abonar el medio aguinaldo de diciembre y “ahora, está teniendo inconvenientes para pagar las vacaciones y muchos se toman menos días de los que corresponde para cobrar”. A fines de octubre, ya había despedido a una docena de empleados.
“La semana pasada, también, logramos frenar 15 suspensiones y cinco despidos en Lynsa (de La Tablada) porque la empresa presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis que no cumplía con todos los requisitos. El Ministerio de Trabajo lo dejó en pausa pero, en cualquier momento, se puede volver a activar. Y lo peor es que no son hechos puntuales, sino que la gran mayoría está atravesando una situación similar”, planteó Ortiz.
En tanto, desde la UOM local, alineada con la CGT que dirige el líder de los trabajadores textiles, aseguraron que Rapistand es solo el ejemplo más crudo de lo que está atravesando el sector en el Distrito.
“Hay conflictos abiertos en seis fábricas más, entre ellas, Mattioli, de Virrey del Pino; Freedom Building, de San Justo; y Gowas, de Laferrere, por motivos que van desde la falta de ventas y caída de la producción, pasando por problemas financieros e irresponsabilidad empresarial. Pero el escenario general es peor que el de enero del año pasado”, advirtió el secretario adjunto del sindicato en el Distrito, Horacio Acuña.
El dirigente gremial estimó que “hay mil trabajadores matanceros con retrasos en el pago de salarios y aguinaldos” y que, “en 2017, se perdieron otros mil puestos de trabajo en La Matanza”. “Si no hay un giro en la política económica, la industria nacional PyME va a ir cada vez más en picada”, analizó.