Advierten que, por la caída en las ventas, cerró el 20 por ciento de los comercios en La Matanza
Son datos oficiales del Ejecutivo local. Tan solo en marzo, la demanda cayó 35,5 por ciento en el Distrito.
La crisis que, desde el año pasado, atraviesa el comercio minorista matancero parece no encontrar su piso: según la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, entre 2016 y lo que va de este año, ya cerró el 20 por ciento de los comercios minoristas del Distrito. En diálogo con Radio Universidad, la jefa comunal especificó que son “1.600 los locales afectados”.
El menor poder adquisitivo por las discusiones paritarias que en muchos sectores se alargaron a pesar de su vencimiento y la inflación que no cede se palpan en la calle: en los principales centros comerciales hay varios locales por manzana a los que no les quedó otra opción que cerrar, como se comprobó con un relevamiento realizado por El1 Digital en la última semana de abril en San Justo, Ramos Mejía e Isidro Casanova. Y las vidrieras están inundadas de ofertas agresivas, de hasta 60 por ciento, a pesar de que la temporada está lejos de terminar. Otras, anuncian liquidaciones finales por cierre.
El último sondeo mensual realizado por la Secretaría de Producción de La Matanza, correspondiente a marzo, arrojó que la caída interanual en las ventas fue de 35,3 por ciento, aunque algunas zonas se vieron mucho más afectadas: en Rafael Castillo, la baja fue de 51,9 por ciento, mientras que en Ciudad Evita, La Tablada y González Catán hubo una retracción de 43,1; 41,7 y 39,6 por ciento, respectivamente. Y las localidades con menor retroceso muestran, de todos modos, números que preocupan. En esa categoría se encuentran Lomas del Millón y Tapiales, con 27,6 y 29,3 por ciento de caída.
Los comerciantes coinciden en el análisis de situación. “Todos los meses hacemos un relevamiento en 50 locales y el último mes el resultado fue de terror: hay una baja de entre 30 y 60 por ciento en la actividad, un 30 por ciento de los comerciantes no sabe si va a poder seguir con los locales abiertos y otro 30 por ciento piensa reducir aun más el personal”, graficó Gustavo Martorello, propietario de dos locales de indumentaria e integrante de Juntos Somos Más, una agrupación que nuclea a casi 400 comerciantes de San Justo.
Otro de los factores que lleva a muchos comercios a cerrar es el alto costo de los alquileres, sobre todo en centros como el de San Justo y Ramos Mejía, donde los valores mensuales oscilan entre los 15.000 y los 80.000 pesos y, con cada renovación, se cobra un costo de “llave” que, a diferencia del depósito, no se devuelve al finalizar el contrato. Por ese concepto, los locales ubicados en las calles principales tienen que desembolsar entre 10.000 y 50.000 dólares, según fuentes consultadas por este medio.
“Los propietarios no se adaptan al contexto y cobran como si se vendiera como antes. Yo pago 20.000 pesos y, desde principios de año, arrastro deuda todos los meses. Recién me estabilizo a mediados del mes siguiente, pero ahí arranca el círculo de nuevo y no nos recuperamos nunca”, lamentó Belén Andrada, propietaria junto a su familia de un quiosco en Almafuerte y Perú. “Con ventas entre 50 y 70 por ciento más bajas, a veces tenemos que tirar mercadería porque no tiene rotación y es un costo extra que nunca recuperamos”, agregó la comerciante, quien tuvo que prescindir de sus dos empleados para ajustar sus cuentas.
En otros centros comerciales importantes el panorama se repite. De acuerdo a Magario, por ejemplo, el polo Venezuela-Polledo en Isidro Casanova fue uno de los más golpeados, con 39 por ciento de los locales cerrados. “Las ventas bajaron un 60 por ciento. Mi negocio es mi vida y no lo pienso dejar, pero si esto sigue así voy a tener que dejar ir a mi empleada porque no se puede más. Desde principios de año, el cambio fue radical”, contó Guillermina, quien trabaja en su local de indumentaria femenina, ubicado sobre la avenida Cristianía, desde hace 36 años.
Incluso en Ramos Mejía, donde el poder adquisitivo siempre fue mayor y la caída en la actividad no suele impactar con tanta fuerza, en las manzanas céntricas hay locales vacíos o a punto de cerrar por la baja en el consumo, como le sucedió a Jimena, una comerciante que no llegó a cumplir los tres años de contrato de alquiler de su local de ropa, en Necochea al 100. El local seguirá abierto la próxima semana para intentar recuperar parte de lo invertido y, por eso, hay descuentos de hasta 60 por ciento. “El primer año nos fue bien, pero ya desde fines del año pasado no hay movimiento. Intentamos remarla, pero ya no da para más porque los costos no paran de subir y no nos entra plata”, resumió la joven.