Los vecinos pudieron participar por primera vez de Audiencias Públicas
El Honorable Concejo Deliberante abrió sus puertas a los vecinos y les dio la posibilidad de expresar su opinión sobre la construcción de edificios en distintos puntos del Partido. Las edificaciones habían sido aprobadas por vías de excepción.
El viernes 9 y el lunes 12 de septiembre ocurrió un hecho histórico en Hurlingham. Por primera vez, los vecinos pudieron expresar abiertamente su opinión sobre la modificación del espacio urbano y las construcciones de edificios en sus barrios, que habían sido aprobadas por vías de excepción. Fue en la inauguración de las Audiencias Públicas que expusieron sus necesidades en materia edilicia y la falta de transparencia con que se aprobaron las construcciones en los últimos años.
El objetivo de estas audiencias es tratar cada pedido de excepción que se presentó en el Concejo Deliberante (HCD) para aportar transparencia a la discusión sobre temas importantes que afectan a los vecinos. A partir de la implementación de esta herramienta participativa, cada vez que se solicite una excepción a las ordenanzas, se deberá hacer un debate abierto a toda la comunidad.
En esta oportunidad, el HCD se encargó de distribuir volantes y afiches, señalar las construcciones observadas e invitar a los vecinos casa por casa. En la audiencia del viernes pasado, se trataron las obras ubicadas en diferentes puntos del Partido. Así, se fijó un precedente para que cada nuevo edificio que se quiera construir en Hurlingham se someta al escrutinio de la comunidad.
Transparencia y construcción de democracia
Los vecinos que participaron de las primeras audiencias públicas se anotaron previamente en el Concejo Deliberante y se les otorgó un máximo de diez minutos para explayarse en el recinto sobre el expediente de su interés. En tanto, el público presente pudo interrogar a los expositores por escrito, a través de las autoridades del HCD.
Antes de tratar cada expediente, se informaba la ubicación de la propiedad en cuestión y se detallaban cuáles eran las normas que infringía. A continuación, los proyectistas, arquitectos, inversores y vecinos tomaban la palabra según un orden preestablecido.
Los vecinos plantearon una férrea defensa del espacio residencial, con sus característicos jardines y arboledas, aunque reconocieron que no se puede detener el crecimiento, pero pidieron que se dé en forma progresiva, ordenada y controlada. Repudiaron las construcciones de edificios “aprobadas de forma sospechosa”.
“Sería muy lindo que haya casitas bajas, pero todo va a crecer en altura y Hurlingham no puede quedar más bajo”; “no puede detenerse el crecimiento, por eso, está bueno debatirlo, sentarnos, charlalo y discutir qué Municipio queremos”; “esto no es cuestión de quién tiene dinero para hacer lo que quiere”, fueron algunas de las frases que resumen los reclamos de vecinos y constructores.
Al final de esta nueva experiencia, dos deudas pendientes quedaron resonando en el recinto: viviendas para las nuevas generaciones de Hurlingham, y que sean “accesibles a todas las clases sociales”, y un nuevo Código de Ordenamiento Urbano. “Tratamos de apostar al crecimiento de Hurlingham, pero el tema es que no tenemos reglas de juego”, sintetizó una arquitecta.