Con una gran variedad de productos, las alfajoreras impulsan la economía local
En la Argentina mueve 7.000 millones de pesos anuales y se consumen 900 millones de alfajores al año en el país. La tercera empresa más importante a nivel nacional funciona en La Matanza.
Difundido en América durante el periodo colonial, el alfajor alcanzó su mayor éxito en la Argentina y, en La Matanza, resultó un negocio redondo para la industria local.
Es la golosina imbatible de los quioscos y de las góndolas de los supermercados, y pone en movimiento a una industria que genera un negocio que alcanza los 7.000 millones de pesos anuales y que propicia un consumo de 900 millones de unidades por año.
La tercera industria alfajorera más importante del país se encuentra en el Distrito más populoso de la Argentina, en la localidad de Lomas del Mirador. Se trata de la marca La Nirva que, con sus productos premium La Recoleta, los triples Grandote y su línea más económica La Nirva, se instaló en La Matanza hace unos 43 años.
En diálogo con El1 Digital, el presidente de la firma, Vicente Conde Hernández, sostuvo que su producción tiene un espacio reconocido en el mercado exterior. Sin embargo, las exportaciones se han visto afectadas en el sector, principalmente, en los países limítrofes.
En ese sentido, el empresario rescató: “Salvo en Estados Unidos o Israel, donde tratamos de instalar la permanencia de nuestra línea Premium -los alfajores y bocanitos La Recoleta-, con los países vecinos la comercialización ha disminuido considerablemente, ya que para ellos nuestros productos son muy caros. No obstante, reconocen la calidad de las alfajoreras argentinas”.
En esa misma línea, agregó: “Vendíamos a una cartera importante en el exterior y, con el precio del dólar -a 8,50 ó 8,60- es imposible encarar una negociación. Por ejemplo, en Montevideo, cada caja de alfajores les deja una ganancia de 50 centavos de ganancia, en moneda estadounidense. Ellos se lamentan de no poder comprarnos”.
El reconocimiento a una dulce industria
En el mercado nacional, La Nirva se encuentra “muy bien posicionada”. En términos productivos, es la tercera fábrica nacional más importante. Al respecto, el titular de la PyME, Conde Fernández, expresó: “A veces las mediciones que se realizan no son exactas porque las encuestadoras toman a nuestros productos como marcas separadas, pero sumados, estamos cómodamente en el podio de las tres primeras, después de Jorgito y Guaymallén".
Otra de las empresas, que también lleva más de 40 años radicada en Lomas del Mirador, Fachitas SA, precisó que la clave para obtener un buen producto y su aceptación en el mercado radica en “la minuciosa selección de la materia prima”. La empresa, que nació como emprendimiento familiar, también apuesta a la producción de galletitas y deslizó que “el éxito comercial alcanzado se encuentra amenazado por la restricción a las importaciones”.
Para el productor, uno de los principales problemas que debe afrontar las alfajoreras es la dificultad para conseguir algunas de las materia prima. A los proveedores de las empresas les resulta difícil conseguir el papel metalizado, las tintas especiales para el estampado de la marca, algunos químicos, las esencias y emulsiones.
La pasión por la “golosina-alimento”
De acuerdo a los datos estadísticos que posee la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Afines (Adgya), se estima que, en un año, cada habitante del país consume al menos un kilo de alfajor, lo que representa 20 unidades, anualmente, de 50 gramos promedio. Asimismo, el titular de la entidad alimentaria, destacó el crecimiento de la facturación, en el ámbito nacional, durante 2014 con una suba del 32 por ciento para “esa mezcla perfecta entre golosina y alimento que atrae a las personas de todas las edades”.